Tuesday, August 02, 2005

Frontera Real

No es fácil para quien no conoce el diario vivir de la frontera, comprender el desenvolvimiento económico y social diario que en ella se desarrolla. No hay actividad que no este, de una manera u otra, influenciada por los movimientos que se producen a ambos lados de la frontera.

Las dos economías tienen diferencias sustanciales, Colombia mantiene un libre cambio de divisas, Venezuela tiene un control de cambios. En Colombia el dollar negro tiene un menor valor que el oficial y en Venezuela el valor del dollar negro tiene un mayor valor que el oficial (20%). En Colombia la energía eléctrica tiene un costo mayor al de Venezuela en un 25% aprox. En Colombia la gasolina tiene un costo ¡¡¡10 veces mayor ¡¡¡ al de Venezuela. El gas es un producto que también presenta un menor valor que en Colombia. Y así se podrían enumerar una cantidad grande de condiciones donde la frontera se resiente por las diferencias que allí se presentan.

A todo esto anterior hay que agregarle el momento que se esta viviendo, que parece va a dudar mas de lo deseable, como es la situación política de Venezuela que prioriza a esta por encima de las conveniencias económicas. Esta situación ya ha traído a la ciudad uno de los tropiezos más grandes que se ha tenido en las últimas décadas como es el cierre de la frontera, por varios días, más de una vez, trayendo consecuencias económicas difíciles de cuantificar que han afectado duramente la ciudad, al departamento y al país en general.

Cuando esto sucede debe ser la ciudad muy cuidadosa en atender lo prioritario y entender que a estas situaciones, imposibles de prever y por lo tanto imposibles de combatir se le deben encontrar las soluciones necesarias, sostenidas y sostenibles en el tiempo, para lograr que su desarrollo futuro sea, sin olvidar lógicamente su posición geográfica, orientada a integrarse de una manera decidida y creciente al normal desarrollo de Colombia que es al país a donde pertenece.

El normal desarrollo de una frontera, tan viva como esta, debería ser de la mano del vecino país para aprovechar, ambas naciones, las ventajas que esta presenta e ir desarrollando proyectos conjuntos para ese futuro que inexorablemente les espera. Si esto no es posible, la ciudad debe seguir adelante con sus propios desarrollos, creando las oportunidades necesarias para su crecimiento.

Si la salida al mar ideal de la ciudad es a través de Venezuela y esta no se puede dar por razones políticas, debe la ciudad lograr, sin demoras, una vía segura y permanente que garantice el traslado de sus productos tanto de entrada como de salida.

Tiene la ciudad una cantidad creciente de personas que derivan su sustento diario del paso de productos de contrabando que sienten como un derecho el que se les permita vivir de ese trabajo. Vale aclarar que esto se percibe como un derecho adquirido que no se puede tocar.

No es fácil asimilar esos derechos que tienen algunos de vivir, el día a día, evadiendo las responsabilidades que negocios y empresas, establecidas de acuerdo a la ley, deben cumplir para poder subsistir y mantenerse en el mercado.

Disfruta la ciudad de unos precios menores en algunos productos, concedidos por el gobierno central, para de alguna manera tratar de acortar esas grandes diferencias que estimulan el comercio del contrabando.

No es tarea fácil cambiar esa mentalidad fronteriza y pareciera imposible hacerlo, pero es deber inaplazable el darle al ciudadano común y corriente la sensación de pertenencia y la obligación de contribuir con el desarrollo de la región basado en los principios de la legalidad y el compromiso de servir a la nación.

Pareciera que la solución que se le quiere dar a la problemática de la gasolina y algunos otros productos, no es la correcta. El problema social que tiene la ciudad con los Pimpineros y los Maleteros, es casi imposible de solucionar y por esto las soluciones deben ser enfrentadas con decisión, determinación y claridad meridiana que no le es posible asumirla solo a la ciudad sino de la mano de la nación también.

Debe la ciudad crear los espacios necesarios para promover la inversión del estado y la privada en empresas viables. No debe la ciudad seguir esperando que el crecimiento necesario se dará por la asistencia del turista del país vecino. Debe la ciudad orientarse a la realización de planes a mediano y largo plazo y lograr el financiamiento necesario, a largo plazo, para aquellos emprendedores que estén dispuestos a correr los riesgos que esos planes conlleven Debe la ciudad.

Debe la ciudad, de inmediato, resaltar las necesidades de las que adolece, utilizar su potencial organizacional y lograr que los gremios, las universidades, asociaciones de vecinos y todo aquel que este en capacidad de hacerlo, aporte ideas, proyectos y diagnósticos reales que la lleven a mejores tiempos.

No debe la ciudad, como hasta ahora lo ha hecho, ver pasar el tiempo y con el las oportunidades, debe de una vez por todas, y para siempre, exigir ser tomada en cuenta en el contexto nacional, debe hacer ver a las otras regiones que es parte de esa Colombia que lucha y que quiere salir adelante utilizando los derechos que le pertenecen